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LAS SIETE TRADICIONES DE ROBERT CRAIG EN LA FORMACIÓN SACERDOTAL

LAS SIETE TRADICIONES DE ROBERT CRAIG EN LA FORMACIÓN SACERDOTAL

POR. POLITO RODRIGUEZ

CI. 11186940

En la tesis doctoral basándose en la formación de los futuros sacerdotes en el Seminario Nuestra Señora del Pilar en Barinas, ha querido incorporar las siete tradiciones de Robert Craig, ellas porque juegan un papel determinante y eficaz en el momento en que el futuro sacerdote tiene que desempeñar su rol protagónico en medio de la sociedad.

No se pudiera avanzar, si antes no se aborda la dimensión vocacional como llamado por parte de Jesucristo a cumplir una determinada misión. Es así que se entiende que seguir a Jesús en el ministerio sacerdotal exige un discernimiento progresivo y profundo con miras a suscitar una donación personal de sí con disponibilidad y generosidad. Esta donación exige una decisión personal, ya que la vocación es una propuesta que viene de Dios y un programa de santidad que se realiza en todo aquél que lo asume como su propio proyecto de vida. A lo largo de la historia de la Iglesia, muchos hombres han sido llamados por Dios y han respondido con una entrega personal, única e irrepetible.

            Dios continúa llamando a los jóvenes de hoy. Esto constituye una experiencia profunda del amor de Dios. Por eso es necesario iluminar a los elegidos, por medio de la reflexión y la oración, sobre su experiencia vocacional, con el fin de que puedan comprender la vida, misión y el destino del ministerio sacerdotal.

            La identidad por su parte de quien ha recibido el llamado al ministerio presbiteral está relacionada con la misión ya que ha sido llamado a vivir en el misterio de la Iglesia, como misterio de comunión trinitaria en tensión misionera, y, por tanto, la identidad especifica del sacerdote y su ministerio. Cada candidato al sacerdocio que se dispone a dar su respuesta libre debe dejarse enviar por el Padre, por medio de Jesucristo, Cabeza y pastor de la Iglesia, con el cual debe configurarse de modo especial para vivir y actuar con la fuerza del Espíritu Santo al servicio de la Iglesia y de la salvación del mundo.

            Desde esta óptica de llamada, servicio y adhesión del candidato a la persona de Cristo es que se pueden entender y aplicar las tradiciones de Robert Craig.

            La tradición retorica, abordada en su momento por Aristóteles, puede ser integrada en la formación del candidato al sacerdocio desde la practicidad, si se entiende la comunicación como lo practico del discurso. El candidato en las homilías o sermones tiene que acudir con frecuencia a este recurso, pues desde él, el futuro sacerdote se comunica y se hace entender en la trasmisión del Evangelio o Buena Nueva.

            Mientras la semiótica se relaciona de una manera más visible a todo lo que tiene que ver con la liturgia. Ésta se encarga del culto y el culto está impregnado de signos y significados. En este orden de ideas, ha habido algunos teólogos que han expresado que no hay una obra de arte por excelencia como es la liturgia. Ésta que tiene que ver de una manera especifica con la Santa Misa, desde el momento en que se inicia hasta que termina se compone de gestos, expresiones, silencio, posturas, recogimientos entre otros que van manifestando toda una simbología y significados que enriquecen la vida inmanente y trascendente de la persona.

El candidato en la formación para su ministerio sacerdotal se enriquece en el dialogo entiéndase aquí todo lo referente a la fenomenología, que en su expresión más pura de Edmond Husserl, la comunicación se concibe como la experiencia del uno con el otro por medio del dialogo. De manera que es para eso que se forma el futuro sacerdote, y empieza a hacerlo desde que entra al seminario, casa de formación y escuela del Evangelio. Es ahí donde las relaciones humanas se hacen presentes y la comunicación empieza a darse por medio de la escucha.

            En la actualidad se vive toda una globalización e intercambio cultural, en la cual el futuro sacerdote no escapa y muchas veces es absorbido por el poco manejo de las tecnologías. Entiéndase aquí la cibernética, aunque la comunicación en este orden de ideas está reducida a la mera de transmisión y a sistemas meramente prediseñados no dejan de tener un efecto determinante en la formación de la conducta del candidato.

            Por su parte la tradición socio psicológico es determinante en la formación de los futuros sacerdotes, tomando en consideración que el hombre con el pensar y el hacer crea la cultura y esa cultura psicológicamente puede determinar o coaccionar el actuar del candidato. Esta tradición puede manipular los conocimientos o al contrario puede facilitarlos; más aún cuando la persona es toda pueda ser afectada.

            No hay un área tan rica en contenidos simbólicos como es la teología. Ésta puede conectarse a la tradición sociocultural y es que la comunicación se entiende en esta tradición como un proceso simbólico, partiendo de una noción ordinaria y racionalista, eh ahí que el candidato en formación se pregunta el por qué de las cosas, fruto del ejercicio propio que hace de la razón de buscar el por qué de las cosas y concluir en la verdad como objetivo último de la misma.

            Mientras la tradición critica surgida de las ideas de Marx, se concentra en las formas materiales ideológicas que impiden o sustituyen la reflexión. En teología como en la filosofía, pero más aún en la formación integral del candidato al sacerdocio se le orienta en la capacidad de dialogar con cualquier cultura, religión o ideología. Ésta no deja de ser una de esas ideologías que en su comunicación y a fan de conservarse para influir en la sociedad, no deja de impedir el valor, el humanismo, la convivencia y la pluralidad.

Concluyendo se determina que las sietes tradiciones presentadas por Robert Craig, juegan un papel determinante en la formación del futuro sacerdote. La Iglesia abierta al dinamismo humano y a la globalización no se cierra, al contrario, se abre para dialogar y evangelizar las culturas y no puede haber evangelización si ante no se forma integralmente al candidato al sacerdocio.

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